Buscamos lo mismo, mientras nuestras imagenes toman un compas en el que tu sonrisa y la mia se pierden en un juego inutil. Movimientos calculadores para una estrategia sin sentido. Seguirte a la perdicion es una dulce tortura.
Mientras tanto rozamos la indiferencia como una criatura que nos mima en nuestra mas austera soledad. Pensamos en el otro como parte de nuestra rutina mientras nos sometemos a esa agira espera de quien toca primero la mesa.
En otra vida, tal vez (y ojala), podriamos liberar todo lo encerrado. Hoy, no pienso bajar las manos, cuando encuentro a la esperanza acariciandome el pecho y susurrandome que vos pensas en mi.
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